El Escorpión o alacrán


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Los escorpiones o alacranes (Scorpiones o Scorpionida) son un orden de arácnidos provistos de un par de apéndices en forma de pinza (pedipalpos) y una cola acabada en un aguijón.
Se conocen unas mil cuatrocientas especies en todo el mundo. Alcanzan tamaños corporales entre los nueve milímetros del Typhlochactas mitchelli y los veintiún centímetros de los emperadores (Pandinus imperator) o el Hadogenes troglodyes.
Habitan preferentemente en terrenos arenosos o rocosos o en las superficies tropicales y desérticas. Una minoría son arborícolas trepadores, erráticos o cavernícolas y mantienen relaciones comensalistas o sinantrópicas en las cercanías de moradas humanas, para quienes sólo una insignificante cantidad de especies pueden resultar mortífera

Anatomía interna

Como todos los artrópodos, sus músculos comienzan en la superficie interior así como en la horquilla del esqueleto de quitina. Están inervados mediante fibras que irradian de una marca ventral central con siete nudos nervales (ganglios). Junto a la marca ventral hay además un cerebro de dos grandes ganglios, situados en la zona capital y que rodean la garganta.

El sistema digestivo comienza con una zona bucal provista de unas musculosas fauces. Bombea la comida predigerida en la boca y las redirige a los intestinos delantero y medio, que desembocan en varias glándulas segregadoras de las enzimas; amilasas, proteasas y lipasas necesarias. Los nutrientes se almacenan o sintetizan como glucógeno. Como órgano de almacenamiento funciona un gran hepatopáncreas, correspondiente a una combinación proveniente del hígado, y el páncreas, que puede llegar a representar hasta un quinto del peso total de los animales. Pueden engordar hasta un tercio de su peso corporal con una sola comida, lo que, unido a su gran eficiencia asimilativa y a su baja tasa metabólica, les permite ayunar durante hasta doce meses.

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La excreción sucede, como también en otros artrópodos, por los tubos de malpighi, que finalizan en el paso entre los intestinos medio y final y emiten compuestos nitrosos. Esta excreción se produce con muy poca pérdida de agua, los residuos se depositarán como ácido úrico con las heces.
El sistema circulatorio está abierto, con excepción del tubo cardiaco dorsal, la sangre o hemolinfa flota libremente en el cuerpo y los senos sanguíneos en los tejidos del animal. Respira mediante pulmones laminares, existentes en la parte inferior del cuerpo como mantenimiento de la cutícula. En ellos se deposita el oxígeno en la hemolinfa.

Las gónadas, en ambos sexos, están dispuestas parejas como una red de mangueritas, a simple vista inapreciables. Los machos producen en las suyas el esperma, que será almacenado en órganos especiales (parciales) espermatóforos. Las hembras producen huevos, con o sin reserva o yema, según la especie. Los huevos apoicogénicos tienen yema que los embriones aprovechan como nutriente. Por el contrario, las crías nacidas de huevos catoicogénicos se nutren asiéndose con sus quelíceros a divertículos alimenticios de la anatomía de las hembras.


Depredadores y defensa

Son un manjar para diversas aves (sobre todo búhos), lagartos, serpientes, grandes sapos y mamíferos. Además muchos se cazan entre sí y también tienen enemigos entre artrópodos mayores como los ciempiés, solífugos y arañas.
Han desarrollado varios mecanismos defensivos para enfrentarse a ellos. La defensa más llamativa es el aguijón, dotado de un potente veneno, que se produce en el último segmento corporal y suele componerse de dos partes, una para matar a los artrópodos de los que se alimenta y otra contra los vertebrados, como defensa. El de la mayoría de las variedades supone poco peligro para los vertebrados mayores. Sin embargo, algunas poseen venenos también peligrosos o mortíferos para los humanos. El compuesto químico es una mezcla de componentes que funcionan como neurotoxina. Venenos especialmente fuertes tienen los ejemplares de los Buthidae (LD50-Valor entre 0,25 ppm y 4,25 ppm para el ratón). Al año fallecen entre mil y cinco mil personas por picaduras suyas, principalmente en México. En caso de pinchazo fatal, se encuentra a las entre cinco y veinte horas la muerte por apnea. Algunos depredadores se han especializado en estos arácnidos hasta el punto de haber desarrollado inmunidad contra su veneno o comportamientos que les permiten esquivar la picadura.
Por su modo de vida noctámbulo y su comportamiento, se mantienen casi siempre ocultos con lo que evitan además el contacto con la mayoría de sus enemigos potenciales.






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